*A unas horas de entrar al mes del Amor y la Amistad, un paseo visual por los Fuertes de Loreto y Guadalupe, donde se evoca el “Puente del Amor” y jóvenes enamorados se juran amarse por una eternidad con un el cierre de un candado
Texto y fotogalería: Jaime Carrera
Puebla, Pue.- Al final de un camino de madera en medio del arbolado paisaje de los Fuertes de Loreto y Guadalupe, una pareja se jura amor eterno, hay sudor en sus manos y frentes, el nerviosismo es evidente, pero sobre todo, es palpable ese romanticismo que está lejos de extinguirse en plena adolescencia.
No pasan de los 15 años de edad y los jóvenes dicen que se amarán por el resto de sus vidas. En ese lugar no hay mejor forma de signar una promesa que, con un candado, nuevo, pero no muy diferente al resto que cuelga de los grises y oxidados barandales en lo alto del cerro con una vista privilegiada.
El objeto, se convierte en un emblema para su relación, la cual perjuran será eterna con el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, muy al fondo, de testigos. Detrás de ellos, en moto, automóvil o a pie, otras parejas suben a lo mismo: realizar un simbólico ritual de amor al colocar un candado, entre tantos otros.
Las minutos pasan y al sitio, casi a un costado de la Plaza Cívica de La Victoria, en la zona protagonista de la Batalla del 5 de Mayo, arriban otras cuantas parejas más, de diferentes edades, pero con algo en común: sumamente enamorados, con ese brillo en los ojos y un sinfín de suspiros lanzados al aire.
Las escenas observadas bien podrían situarse en otros puntos, en estados como Querétaro, CDMX o Guanajuato, aunque también en destinos al otro lado del mundo como París, cuyo Puente de las Artes con el río Sena de testigo, es el icónico lugar por excelencia para firmar una promesa de amor eterno.
En Puebla, la situación no es del todo diferente, aunque no se arrojan las llaves del objeto en el entorno próximo, sino que, se llevan consigo para perderse entre la basura citadina, eso sí, con el eterno recuerdo de un candado que perdurará años allí, junto con el óxido que los carcome poco a poco.
Redondos, cuadrados, unos más largos o gruesos que otros, de todos los colores y con texturas, los candados llevan desde las iniciales de los enamorados, algunos otros más, los nombres completos o hasta frases que van del “Te amo” al “Un amor eterno”, todos con un significado especial e inolvidable para las parejas.